¿Perro o gato? ¡Los dos!

Siempre se ha utilizado la expresión “como el perro y el gato´´ cuando dos personas se pasan el día discutiendo. Tal vez por eso existe la creencia generalizada de que perros y gatos no pueden convivir juntos, pero ¿Esto es así?


Está claro que todos los perros no son aptos para vivir con gatos y viceversa, pero nos sorprendería comprobar que, aunque nuestro perro persiga a cualquier gato que se encuentre por la calle, es muy probable que pueda convivir con un minino en casa sin ningún problema.


DIFERENCIAS ENTRE PERROS Y GATOS


Los perros y los gatos son totalmente distintos:



  • Los perros son mucho más dependientes. Esto no significa que los gatos no necesiten de nuestra compañí Sin embargo, mientras que nuestro perro necesita que salgamos a pasear con él al menos tres veces al día, nuestro gato puede pasar un par de días solo en casa sin problema.

  • Los gatos no demuestran tan efusivamente su afecto por nosotros. Mientras que tu perro montará una fiesta cuando llegues a casa, aunque hayan pasado solo cinco minutos, no esperes que tu gato haga lo mismo. Tienen sus propias formas de mostrar que nos consideran parte de su familia, pero no lo hacen tan claramente como los perros.

  • Un perro es mucho más fácil de adiestrar. Con esto no quiero decir que no puedas enseñar a un gato, pero te costará más tiempo y dedicación; y no esperes conseguir que realice los trucos como un perro.

De todas formas, cada animal es un mundo. Estas características se aplican a cada especie en general, pero podemos encontrarnos con un perro muy independiente que no salga ni a recibirnos a nuestra llegada a casa o con un gato que se pase horas y horas encima de ti sin despegarse.


CONVIVENCIA ENTRE ESPECIES


La dificultad de convivencia que puede existir entre perros y gatos no depende tanto de las diferencias entre especies como del carácter de nuestra mascota. Si le cuesta aceptar la entrada de otro peludo en casa, le pasará tanto con miembros de su misma especie como con los de otra.


Además, cuando queremos introducir un nuevo peludo a la familia conviene seguir una serie de pautas que faciliten la adaptación tanto del nuevo inquilino como de los que ya estaban en casa.


LLEGADA DE UN PERRO A UNA CASA CON GATO



  1. Preparar una zona para el perro: Lo ideal es preparar una habitación con su cama, comedero, bebedero y algunos juguetes.

  2. Prepara una zona para el gato: Aunque nuestro gato ya tenga un espacio para sus cosas, las reglas del juego han cambiado. Tendremos que colocar el comedero en un lugar al que el perro no pueda acceder, ya que la comida de gato suele volverlos locos, para que así el gato pueda comer tranquilo. Además, tendremos que tener cuidado con la bandeja sanitaria pues es posible que también llame la atención del perro… Si es así, podremos buscar una bandeja cerrada o situarla en un lugar al que el perro no pueda acceder.

  3. Primeros días: Los primeros días conviene mantener al perro y al gato separados y seguir haciendo vida normal. Es probable que nuestro gato nos huela y nos bufe, pero no pasa nada. Nosotros llevaremos impregnado el olor del perro en la ropa y de esta manera se irá acostumbrando a é

  4. Presentaciones: Para comenzar las presentaciones debemos ir con el perro atado, pero intentando que la correa no este tensa (de lo contrario, le transmitiremos esta tensión al perro), a la habitación del gato. Lo ideal es que el gato esté suelto para que pueda esconderse o subir a las alturas si lo desea. Iremos poco a poco y si vemos que se ponen nerviosos, pararemos y seguiremos en otro momento.

  5. Convivencia: Una vez que hayamos conseguido que ambos se acerquen de forma más o menos tranquila, pasaremos unos meses vigilándolos para evitar sustos. Lo ideal es que mientras no estemos con ellos en casa los mantengamos separados hasta estar seguros.

LLEGADA DE UN GATO A UNA CASA CON PERRO



  1. Preparar una zona para el gato. Debemos buscar una habitación en casa para situar las cosas del gato. Preferiblemente un lugar que no sea de uso frecuente por el perro para que no sienta que le roban su espacio. Debemos tener cuidado, como hemos comentado antes, de colocar el comedero y el arenero del gato en lugares a los que el perro no pueda acceder. Podemos usar Feliway en esa habitación para que el gato se sienta más agusto. Conviene además que el gato disponga de lugares elevados donde pueda refugiarse o descansar cuando lo desee.

  2. Presentaciones separados. Cuando el ambiente se haya relajado y los notemos más tranquilos, para lo cual pueden pasar horas o días, comenzaremos a presentarlos. Para empezar es mejor que se puedan ver y oler pero que* haya algo que los separe. Podemos poner una red o separación entre ambos o dejar al gato en un transportín*. Es conveniente que el perro* vaya atado pero, como antes, sin tensión en la correa. Si vemos que se ponen nerviosos pararemos las presentaciones y continuaremos en otro momento.

  3. Presentación en libertad. Una vez que notemos que ambos están más tranquilos en los encuentros,* podremos quitar la separación,* pero manteniendo al perro atado. No hay que obligarles a juntarse ni separarlos si se quieren olfatear, pero si vemos que se ponen nerviosos habrá que separarlos.

  4. Una vez que hemos conseguido que ambos estén en casa juntos sin tensión, no debemos dejarlos solos durante un tiempo. Cuando no estemos en casa, es mejor mantenerlos* separados hasta estar seguros al 100% de que son compatibles.

Acelerar el proceso. En ambos casos, durante este tiempo de preparación en el que ambos se van acostumbrando al olor del otro, a través de nuestra ropa principalmente, podremos ayudarnos de algún otro objeto para acelerar el proceso. Cogemos las mantas o juguetes de ambos, y los intercambiamos.


Estas pautas se pueden usar en casi todos los casos, pero cada animal es un mundo. En el caso de Lucca y Zelda no fue necesario un proceso de adaptación; desde que Lucca encontró a Zelda en la calle no se separaron para nada.


Si no queremos llevarnos sorpresas, lo ideal es comprobar si el animal es apto con la otra especie antes de decidirnos a adoptar.


La mayor parte de las protectoras de animales comprueba qué perros pueden convivir con gatos y viceversa, y te podrán informar y aconsejar sobre qué animal es el más apropiado en tu situación. Si no han hecho la prueba, puedes hablar con ellos y con un adiestrador para tener unos días al perro o gato en acogida y, de esta forma, asegurarte de que van a poder convivir juntos antes de tomar la decisión.


RESUMIENDO


Si tienes un perro o un gato en casa y estás pensando en adoptar un peludo de la especie contraria ¡No lo des por imposible! Con algo de ayuda y de paciencia podrán convivir perfectamente juntos e incluso ser grandes amigos.


Además, si pasamos varias horas al día fuera de casa, pueden ser una gran compañía el uno para el otro y de esta forma notarán menos nuestra ausencia.